Todos los caminos...

(La imagen se muestra sólo con fines ilustrativos.)

Ver Roma y Después...

" Todos los caminos conducen a Roma ", dicen y, aunque esto no es así, no importa demasiado, pues el tema de hoy versa sobre otros tópicos..

Determinación y tenacidad, son cualidades admirables, dignas de destacar y que le permiten a algunos individuos alcanzar casi cualquier objetivo o meta que se hayan propuesto.

La determinación y la tenacidad, son cualidades o virtudes que, bien entendidas y adecuadamente orientadas, pueden ayudarnos a lograr casi lo imposible.  

Estas "virtudes" tienen , como todo, sus opuestos, que en este caso podrían ser la necedad y el empecinamiento, los cuales aunque distan mucho  de representar lo mismo que las primeras, a menudo se mimetizan en el imaginario colectivo, al punto de pasar por cosas similares o hasta idénticas. 

Citar ejemplos no es algo que siempre resulta adecuado, sin embargo recurriremos (sólo por esta vez) a esta vieja práctica y sólo para los fines prácticos. 

Hay alguien que aparentemente, tiene la determinación de transformar algo vetusto y obsoleto, en una cosa nueva y floreciente y con lo que (también en apariencia) sería una admirable tenacidad, dedica con el apoyo de unos pocos (aunque "poderosos"), sus mejores esfuerzos para llevar a cabo su propósito.

Hay, por otra parte quien parecería que, desde la necedad, se empecina en oponerse a que el primero pueda alcanzar un objetivo que, a los ojos de algunos podría aparecer como signo de progreso y "modernidad" y , lo que es más importante, estaría pensado para beneficio y bienestar de toda la Comunidad...

 
 

Lo que la gran mayoría ignora, es que tras esa aparente determinación y esa pretendida tenacidad por "propender al bienestar general", se ocultan otros no tan loables y claros propósitos. 

Y lo que parecería ser el apoyo de sus pares, no sería otra cosa que una confluencia de intereses, amparados justamente, por la ignorancia que la mayoría tiene acerca de los pormenores y por su marcada indiferencia ante lo que acontece a diario con los bienes comunes.

Y, por otra parte, lo que se podría tomar como necedad y empecinamiento, resulta ser por el contrario, una férrea determinación para intentar, en desventaja pero con tenacidad, defender aquel bien común que se pretende bastardear y envilecer, llevándolo casi inexorablemente, hacia un destino de sometimiento a los más mezquinos intereses. 

A partir de entender que para detener este obsceno avance sobre los bienes comunes, el único recurso del hombre común y silvestre consiste en acudir a aquellos que (se supone) tienen el deber de velar por los mismos y hacerles saber lo que considera irregularidades y solicitarles que lleven adelante las acciones pertinentes para corregirlas y para disuadir de cometerlas a quienes se sientan inclinados hacia ellas.

Pero es necesario saber que para tomar la determinación de ejercer la facultad de asumir el rol de "guardián de la cosa pública", y enfrentarse a "los poderosos de turno", que no son otros que aquellos a los que una (ingenua?) mayoría les ha prestado transitoriamente el poder, hace falta hacer un verdadero acopio de valentía y coraje y que por lo tanto, no basta solamente con tener tenacidad, sino que es condición ineludible, estar dispuesto a anteponer, sinceramente, el interés general a los propios intereses. 

Desde la imagen que encabeza estas líneas, aludimos a un Hombre, destacamos su actitud arrojada y expresamos nuestro reconocimiento.
 
 

SERÁ JUSTICIA. 

 

Ampliaremos...

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