La Novena de la Aerosilla

Una historia en nueve capítulos, o en nueve partes...

O, como diría nuestro Marco Polo:

" lo que ustedes tengan ganas..."

CAPÍTULO QUINTO

 DE INSTITUCIONES, DE NOMBRES...

 y de hombres.

 

En cualquier sociedad civilizada y medianamente organizada, las Instituciones ocupan un lugar destacado, generalmente en consonancia con su reputación, la que a su vez, está indisolublemente ligada al grado de importancia que estas mantienen ante esa sociedad.

La reputación y la importancia de las Instituciones, nacen y se alimentan del respeto que por ellas se tiene.

Y el respeto, nunca es gratuito ni fácil de conseguir sino que, casi siempre, es fruto de una acertada trayectoria y se mantiene o se acrecienta, en la medida en que ésta se mantenga positivamente invariable.  

El punto débil en la trayectoria o en la historia de las Instituciones, en la mayoría de los casos (o en todos los casos) lo constituye el factor humano.

Porque, lamentablemente, las Instituciones están compuestas por personas, hombres y mujeres, seres humanos, y lamentablemente también, aquellos que alguien elige para estar a cargo o, "al frente de la Institución", casi nunca son  los más indicados, ni los más idóneos, ni los más capaces y como consecuencia de esas erróneas elecciones, las buenas condiciones y habilidades del resto de los integrantes se diluyen o no se puede aprovechar su potencial, pues ante un "jefe mediocre", siempre se tiende a nivelar hacia abajo.

Lo malo es que, con muchísima frecuencia, la gente confunde a las Instituciones con los hombres que las "conducen", y en algunos casos, esa confusión termina siendo justificada por el devenir de los sucesos y las consecuencias de las acciones humanas.

En el caso que nos ocupa, el del Ente de turismo provincial, la gente se ha formado una pobre imagen, o para mejor decirlo: la acción de quienes lo "conducen", en particular en los últimos diez años a esta parte, ha provocado que el público, la Comunidad, se forme una imagen por demás negativa, al punto de llegar a poner en duda la necesidad de su existencia o de su continuidad, a partir de no encontrarle mayor sentido a la función que cumple o que debería cumplir.

En el mes de julio de 2010, un encumbrado furcionario (no fueguino, como casi todo furcionario) de prominente cargo inventado y de prominente naríz, nos decía en oficinas del Ministerio de Gobierno: "El InFueTur es un nido de víboras... ". Y alguién le preguntó: ¿Y qué se hace con los nidos de víboras?  El furcionario de la naríz, respondió: "Hay que hacer limpieza..."

Ahora bien, se ignora si tal limpieza se llevó a cabo o no, pero lo que si se sabe es que en los nidos de víboras, unicamente  las víboras se sienten cómodas y no corren peligro.

Se ignora también si se trató de una casualidad u otro tipo de hecho fortuito y anómalo, pero al poco tiempo de aquel suceso, fue designado el actual "presidente", al frente del "nido de víboras".

Por ahora, seguiremos haciendo conocer algo más acerca de estas denuncias, que por lo que sabemos, no habrán de ser las últimas, a menos que, por algún milagro de la naturaleza, todos los males se corrigieran mágicamente o, lo que es mas factible, la autoridad que los designó, decidiera  "hacer limpieza" y remover algunos nombres, por el bien de esta tan vapuleada Institución.

 
                         Será Justicia...

Hasta el Cuarto...

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