Si bien este artículo no hace otra cosa más que citar las declaraciones

que habría hecho a Radio Nacional  el funcionario político  a cargo

del Ente de turismo provincial y que reprodujera ayer Sur54.com,

lo damos a conocer aquí para intentar analizar someramente,

algunas de esas declaraciones y puntualizar ciertos rasgos evidentes

de la personalidad de quién las habría emitido, casualmente puestos

de manifiesto por la, por lo menos desafortunada, forma en que se

expresa y el oscuro trasfondo de esas expresiones.

En primer término y, dada la evidente pobreza de vocabulario de la

que al  parecer, adolece ese sujeto, pese a que tendría una

encumbrada posición social, obtenida quizá no por mérito propio

(“que el chico humilde pague más barato incluso que el de ahora”),

se puede fácilmente advertir el grado de prejuicio del que se hallan

impregnadas, de lo cual se podría deducir el desprecio mal disimulado

que ese individuo experimentaría hacia aquellos que, a su criterio

(o justamente por la falta del mismo) considera inferiores a él y que,

por lo mismo se siente autorizado y se anima a sí mismo a decir,

haciendo gala de un total desparpajo: " unos  pocos empleados...",

como si se tratara de seres insignificantes (por ej. el chico humilde)

o de alguna casta o especie distintas a la suya propia.

Porque, que un funcionario político se dé el lujo o, como decía la

abuela:  "tenga el tupé" de referirse de manera tan irrespetuosa y

despreciativa a otras personas, las que además de ser miembros de

esta misma comunidad y que por el hecho de ser agentes del Estado

son "servidores públicos"  (cosa que él nunca podría llegar a ser),

usando el término "empleados" como si tal condición o situación, 

fueran algo sin importancia  o constituyeran motivo para avergonzarse,

o quizás peor aún, pareciera que lo hace desde su equívoca concepción

de creerse el "patrón de estancia"  y que desde esa posición, le está

permitido  referirse en forma descalificante a quienes considera "sus 

propios empleados u obreros".

Sin duda, su desprecio y su falta de respeto por la condición humana,

se estaría manifestando aún más  plenamente, cuando insiste en decir

"13 o 14 personas...", como si una persona más o una persona menos,

no significara ninguna diferencia para su obtuso o perverso modo de

catalogar las cosas, los números y cantidades o, los seres humanos, a

los que se refiere cínica y despreocupadamente, como si para él, se

trataran de simples "daños colaterales".

En segundo lugar, estaría dejando vislumbrar  un costado muy

tenebroso, que pareciera pertenecer a la clásica personalidad del 

individuo retorcido y necio, cínico y malintencionado, socialmente

resentido, inclinado por naturaleza a tergiversar las cosas cuando

no, a apelar directamente a una o más mentiras y a aferrarse a su

argumento fabulado, sin tener la menor consideración ni respeto

por la inteligencia de quienes lo escuchan, refiriendo sucesos

ficticios y de los que, por lo mismo, nunca pudo haber tomado

parte, como si fuera el protagonista: "siempre contamos (se incluye)

con  el mismo inconveniente"... desde el año 2000... algunos

empleados ...favorecidos con sueldos importantes..."empiezan

con reclamaciones"... solapadamente amenazan con retrasar

los trabajos o no abrirlo (?)"... etc.,.

Según avanzamos en nuestro análisis, podemos advertir, en algunos

pasajes de las declaraciones que este personaje habría vertido,

vestigios de rasgos paranoides, mezclados con cierta tendencia

al melodrama o, más bien enmarañados con el evidente afán de

evadir responsabilidades, por ejemplo:  "No vamos a permitir

que se nos tilde (a él y a quién más?) de desidiosos, cuando la

desidia viene de otros sectores..." (¿cuales  otros sectores?).

 

En fin...

Vamos a continuar en las próximas horas, analizando estas

fabulosas declaraciones.

Ahora, nos tomaremos un receso para recuperar fuerzas,

después de haber quedado por demás exaustos, tratando

de entender estas declaraciones, que habrían sido vertidas

por alguien a quién nadie eligió, pero que por alguna razón,

nos vemos obligados  a pagarle, entre todos, su "sueldo importante",

como al parecer  le gusta decir.

Desde nuestra visión de, probablemente muy reducido alcance,

nuestra escasa sabiduría  y aun menor conocimiento acerca de

la naturaleza humana, nos hallamos sin embargo, medianamente

capacitados para, sin necesidad de entrar en disquisiciones

demasiado profundas, poder tener una idéa bastante aproximada

 del tipo de personalidad de quién a través de sus actitudes y

declaraciones públicas, hace evidente para todos, ciertos

componentes de su perfil que hasta ahora no eran demasiado

conocidos.

No se necesita, a nuestro entender ser sociólogo o antropólogo,

para poder identificar y definir en forma rigurosa y hasta inequívoca,

rasgos, actitudes y otras particularidades  que hacen a la personalidad

de algunos individuos brillantes, destacados, de intelecto extraordinario,

carismáticos y/o célebres, admirados pero humildes, gentilhombres,

mesurados, ecuánimes, solidarios, dotados de grandeza de espíritu y

don de gentes, justos, ecuánimes,  dignos de emulación, merecedores

de la sana envidia de sus congéneres.

En otras palabras, personas ejemplares, líderes natos, insignes

estadistas, seres predestinados a convertirse precozmente y 

para siempre en verdaderos prohombres yauténticos pilares de la

Comunidad y por ello merecedores indiscutidos del elogio y el eterno

favor popular.

 

Para resumir, baste decir que éste no sería el caso...